El observatorio de consumo en Europa (Cetelem) tras recoger información de jóvenes entre los 18 y 35 años de 17 países integrantes de la UE, ha llegado a la conclusión de que 8 de cada 10 jóvenes disfruta yendo a los supermercados y cuando acuden, prestan especial atención en la experimentación con el producto y las marcas.
Los Millennials son una generación que, en cuanto a su forma de consumo no basan su decisión final en solo un atributo del producto como el precio o la calidad. A diferencia de los boomers, ellos valoran muy positiva mente que la marca del producto tenga valores sociales y ecológicos, que se enseñe formas de consumo y sobre todo que la marca ofrezca nuevas experiencias que sorprendan y atraigan al cliente.
La experimentación del producto en el punto de venta es una forma más fiable de presentar sus atributos y características de forma directa al cliente final.
La acción de experimentación del producto en el punto de venta más común es el sampling que, aunque es muy efectiva y genera gran impacto en ventas y posicionamiento, no sorprende al cliente. Por el contrario, acciones como catas, talleres, juegos, sorteos y la siempre fiable personalización del producto, cumplen con el cometido de posicionarlo y aumentar las conversiones en acciones que implican la interacción del cliente con el producto.
Muchas veces la experimentación no implica el cambiar la estrategia de publicidad o posicionamiento del producto, ni tampoco un incremento muy elevado en el presupuesto de acciones promocionales. Una muy buena idea es el fomentar el uso del producto en momentos específicos de consumo a los que normalmente no se le asocia; esto junto a un Brand Ambassador puede marcar una gran diferencia en el cómo concibe el cliente final tu producto.
Aunque a la generación Millennial siempre se le asocie con las compras online, hay productos que aún se resisten a adquirir en e-commerce como lo son los comestibles, de parafarmacia y aseo personal, los cuales prefieren adquirir en puntos de venta físicos ya que esto les representa un momento de distracción en su día a día e incluso algunos llegan a asociarla con una pequeña terapia antiestrés en la que son 100% libres de tomar decisiones de consumo.
Sabiendo lo anterior, todos los agentes que tomamos parte en el punto de venta, debemos proponernos mejorar la experiencia de compra cada día, contribuyendo a que el cliente se sienta cómodo, sorprendido y al final siga prefiriendo la compra física ante la online.
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