El mundo, y todo en él, existe porque lo percibimos a través de nuestros sentidos. Admiramos a través de los ojos, nos atraen los olores, nos llaman los sonidos, y nos encienden los tactos.
Despertar cada uno de estos sentidos es el objetivo máximo para los ‘field marketers’ y, por supuesto, Grupo A. Los elementos tangibles ofrecen una experiencia mucho más perdurable que las producciones o publicaciones digitales, pues las plataformas digitales aun están lejos de igual las interacciones y la empatía humanas.
Los colores, las texturas, los sones, y las esencias crean un oleaje de emociones, reacciones y sentimientos, que dejan una huella mental mucho más profunda que el contenido en pantalla. La estimulación a través de los sentidos puede cambiar la forma en que percibimos un producto, y genera una necesidad que los consumidores no sabían que tenían. Como ‘retail marketers’, ese es nuestro objetivo final cada vez que ponemos un producto en el mercado. Ya sea un lanzamiento, promoción o posicionamiento.
El ‘branding’ normalmente se lleva el crédito de todo esto, y es, al final, el máximo responsable del éxito o fracaso de las estrategias de marketing operacional. Pero hay un concepto mayor, que reúne todos los aspectos relacionados con el branding y su conexión con el ‘mundo real’: el diseño comercial. Teniendo todo esto en consideración, los ‘field marketers’ estamos más que obligados a reflexionar sobre la importancia de la forma en la que enfocamos el diseño comercial. ¿Estamos usando las herramientas contemporáneas que tenemos a mano a nuestro favor? O, por el contrario, ¿estamos perdiendo la oportunidad de crear una experiencia mayor y, por lo tanto, una conexión más profunda con nuestra audiencia?
Cuando hablamos de diseño comercial, no sólo nos referimos al diseño y puesta de espacios físicos, sino a la creación de una experiencia total, conectando belleza con utilidad. Los colores, por ejemplo, representan una gran parte de los sentimientos asociados y connotados en el mensaje, imagen o producto promocionado. Se estima que al 93% de los compradores les atrae un producto por su apariencia visual, eso es, su temática cromática. Existe, de hecho, en «la psicología de los colores» un campo entero de estudio dedicado a los efectos y reacciones que los colores inducen. Y, a pesar de que los colores tengan diferentes connotaciones dependiendo de la cultura, hay ciertos efectos psicológicos reconocidos de forma unánime y probados científicamente, que siempre deben tenerse en cuenta por los ‘marketers’.
Los colores y la composición son los responsables de llamar la atención de los consumidores en primera instancia hacia un producto y espacio. Después de la atracción visual, viene el tacto y, finalmente, las esencias crean un impacto decisivo en la toma de decisiones de los consumidores.
¿Cómo usa Grupo A todos estos hechos en sus campañas? Grupo A es conocido por ofrecer una campaña de marketing de 365º a sus clientes. Es nuestro factor diferencial. Les ofrecemos un proyecto no solo en el área de campo, con nuestros equipos, sino también un abordaje creativo y estratégico por parte de nuestros ‘marketers’ expertos.
Nuestro máximo objetivo es la integración, que los clientes se identifiquen con la marca. Pues la identidad se traduce inmediatamente en confianza y, por lo tanto, en fiabilidad. Todo esto, por supuesto, en harmonía con los requisitos de imagen de la marca. La propuesta encaja color y composición de acuerdo con el branding del cliente, encontrando el balance perfecto entre belleza y utilidad.
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